lunes, 12 de octubre de 2015

¡Zapopan!, el clamor de la Raza

Guadalajara... En medio del silencio irrumpe el sonido de tambores y sonajeros. Oigo su cercanía. Miro el reloj; son las 4:03 de la madrugada. Subo a la azotea de la casa donde me hospedo; miro hacia avenida  Américas para conocer la procedencia de aquellos ruidos… ¡No se ve nada! Al rato suenan  más fuertes, es el aire que lo trae desde desde el oriente de la ciudad. Vuelvo a mirar  el reloj… 12…octubre... lunes.
Hoy es el Día de la Raza, llamado también de la Hispanidad. Hace 523 años Cristóbal Colón y los tripulantes de las tres carabelas avistaron la primera porción de las por mucho tiempo explotadas y sufrientes tierras de América. Casi nadie lo recuerda, excepto como un evento trágico que alteró la vida del llamado Nuevo Mundo. Hispanocéntricamente hablando, tuvo lugar el “descubrimiento” de América; desde el punto de vista europeo se escribía el prólogo de una aventura marinera - que aunque trascendental  - devino cruenta realidad, algo  que el tiempo define como el  choque o encuentro de culturas; el “big bang” histórico que parió una nueva raza, hija del mestizaje.


Poco que celebrar a excepción de que somos una realidad nueva y plural en el concierto de naciones, unidos por una lengua común, devenidos familia y con una misma esperanza; lo demás es la historia de la sangre derramada y el despojo; dolor que nos persigue como un espectro.
Pocos mencionan ese día; en Guadalajara prefieren celebrar la Fiesta de la Virgen de Zapopan. Es un hecho religioso, cultural y afectivo que convoca millones de personas a congregarse en la Catedral  y sus alrededores – desde la noche antes - para la oración y el festejo del día de "La Generala", como también le llaman. Nunca antes coincidí aquí en esta fecha.
Virgen de Zapopan, "La Generala"
El sonido prosigue sin pausa. Intento esperar  la salida del sol para presenciar el paso de dos millones de seres humanos. Me dicen que pasarán  por toda  Américas en dirección norte, hasta la Basílica de Zapopan.
El ruido se percibe más próximo, salgo, doblo por la calle Angulo hasta Américas y, a escasos cien metros, contemplo el conglomerado humano. Mujeres y hombres, muchos con muslos y torso semidesnudos retan las bajas temperaturas que en esta época del año ya se apoderan del ambiente tapatío.  Suenan látigos lanzados contra el pavimento… Imagino su sonido sobre las carnes llevadas a la sumisión y el despojo siglos atrás.
Los peregrinos portan estandartes con símbolos católicos… Jesús de Nazaret, San José, la Virgen María, mártires mexicanos de la Fe.
Se aspira la fragancia del copal cuyo humo baña de niebla la impresionante avenida. Es una fiesta en que la danza es un modo de oración, y donde se manifiesta un sincretismo que de alguna manera toca a todos los pueblos del sur del río Bravo.
Escasas horas y tras los danzantes, una ola mayor: el pueblo congregado antes en  la Catedral que peregrina hacia Zapopan.  Es la tradicional Romería. En medio de tambores y bailes reina la calma interior...
Esta popular Romería es una tradición que data de 1734. Narra la historia que aquel año cayeron dos rayos en la iglesia de la Santa Cruz, dando muerte al segundo capellán y al sacristán; los lugareños reclamaron al cabildo la presencia de la Virgen para que los protegiese de aquel fenómeno natural, así como de enfermedades y tempestades. Inicialmente el mes de junio sirvió para venerar aquella virgen itinerante que recorría diversos puntos de la ciudad. Ya en el siglo XX, además de recibirla, comenzó la tradición de la Romería que la regresaba a su Basílica.
Desde aquel tiempo la Virgen de Zapopan fue nombrada patrona y abogada de Guadalajara contra pestes, rayos y tempestades. Este año la ruta habitual hacia la Basílica fue modificada debido a las labores de construcción de la tercera vía del Tren Ligero, opción para el transporte público que enlazará los municipios de Tlaquepaque y Zapopan con amplios tramos subterráneos a lo largo de la avenida Alcalde-16 de Septiembre que corre de norte a sur en toda el área metropolitana. Después de la fiesta de la Virgen de Guadalupe cada 12 de diciembre, la de Zapopan es la segunda más importante celebrada en todo México. Por todos lados aparecen puestos donde se venden antojitos, como llaman a los dulces típicos y otras golosinas típicas de México.
La multitud parece interminable, es una fiesta religiosa de marcado carácter popular y sincrético, para muchos. Ahí marchan descendientes de españoles, miembros de comunidades aborígenes y mestizos. Todos juntos.
¡Es la raza! Estirpe mexicana, parte de la América indígena… la patria de todos.
En ese andar caminan como símbolos los pies cansados de los siglos; van indetenibles en su devoción y cargados de fe en busca de la aurora.

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