miércoles, 24 de junio de 2020

Hasta siempre Mario Rodríguez, el abuelo Salustiano

Los cienfuegueros que eran niños y niñas en los años 80s del siglo pasado, lo recuerdan. Todas las mañanas de lunes a viernes, algo después de las 7, salía al aire el espacio “Buenos días, pionero”; quince minutos dedicados a los más pequeños. Siempre había un cuento corto, original o versionado, se daban informaciones de la Organización de Pioneros “José Martí”, había música y curiosidades.

Aquel programa, de los primeros con dramatizaciones que tuvo Radio Ciudad del Mar, era conducido por tres actores del Teatro Guiñol de Cienfuegos; radicado, precisamente, donde otrora estuvo ubicada Radio Tiempo. El elenco inicial lo integraban Gloria Pérez, Pastora Naranjo y Mario Rodríguez. Años más tarde, el lugar de Gloria lo ocupó la actriz Nancy Meliá. Las dos actrices interpretaban roles de pioneros, mientras Mario encarnaba a un anciano tierno y complaciente con sus nietos, el abuelo Salustiano.
Me precedió como guionista el cantautor Roberto Novo, y a partir de 1984 empecé a escribir los libretos de “Buenos días, pionero”. Al año siguiente se me asignó la dirección. En la grabación contábamos con Lázaro Aguiar, compañero inolvidable cuyo grato recuerdo prevalece en quienes tuvimos la suerte de trabajar con él y ser sus amigos.

En 1986 Radio Ciudad del Mar sumó otro dramatizado para niños, éste con salida dominical; me refiero a “Para ser Felices”, con la participación del mismo elenco actoral y la incorporación de pioneros y pioneras que incursionaban en la Radio. El enanito Salchicha y el conejo Dionisio, éste último interpretado por Mario Rodríguez, formaron parte de los personajes en aquel programa que con orgullo fui su creador, escritor y director.

Han transcurrido más de 40 años y – a pesar del tiempo – cada vez que me encontraba con miembros de aquel colectivo, rememorábamos nuestras jornadas vespertinas de grabación donde, entre todos y como una familia, hacíamos el previo ensayo y aportábamos ideas unos y otros.

Hace poco supe que uno de aquellos integrantes no sería visto jamás. Me refiero al actor Mario Rodríguez, quien dijo un adiós a la existencia física a finales del pasado mayo. Para todos los que compartimos y disfrutamos de su arte – en las tablas y a través de la Radio – fue un golpe demoledor. Aunque ya jubilado, estaba siempre allí, en su casa de Prado entre Colón y Hernán Cortés, para dar el consejo experto a quien se lo solicitara. 
De izq. a der. las actrices Pastora Naranjo y Nancy Meliá.


Supe de su deceso semanas después, ya que estos tiempos de pandemia nos imponen el necesario aislamiento físico. Escribo estas líneas ahora, mas no importa; para mí lo que cuenta es mencionarlo como el actor radial que fue, a cuyo quehacer en el medio sumó, en los años 90s y entrado el nuevo milenio, su participación en dramatizados de Radio Ciudad del Mar, los que desarrolló con la profesionalidad que siempre lo caracterizó.

Estas líneas son para recordarlo y decir a las nuevas generaciones que sus papás y mamás se preparaban para ir a la escuela mientras escuchaban al abuelo Salustiano y sus personajes acompañantes. Son también para evocar los primeros intentos de programación dramatizada en la Radio cienfueguera. Y como tenemos memoria, recordarles también a los más jóvenes que gracias a la Revolución nuestra Radio Cubana se dignificó, complejizó y elevó sus niveles de realización artística.

Nuestra Radio deviene paradigma por la riqueza de su programación, calidad, información, realización artística y compromiso social con la Revolución y nuestro pueblo.




La Radio Cubana es un logro cuyo perfeccionamiento reclama ideas novedosas y actuales que al mismo tiempo conserven el patrimonio intangible que representa.  La consagración de radialistas de ayer y hoy, y de actores como Mario Rodríguez, el inolvidable abuelo Salustiano, es acicate para jamás cejar en ese empeño.

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