lunes, 5 de octubre de 2015

De Cocula es el Mariachi; la alegría, también

Cocula es un pueblo encantador; tiene magia, atrapa. Sus habitantes son amistosos, emprendedores y laboriosos. Estar allí hace sentirse bien desde el primer momento.
Cuando me propusieron visitarlo, no dudé un segundo en aceptar; hace años soñaba llegar allí, reconocida cuna del Mariachi.
El nombre de Cocula proviene de la voz nahua Cocollán o Cocolán, y se traduce al castellano como "lugar de ondulaciones", puede que debido - en mi opinión - a zonas onduladas de sus terrenos. Allá en Cocula habitó la comunidad indígena de los cocas; ellos provenían del antiguo reino de Tonalá y llegaron a lo que hoy es Cocula huyendo a las guerras.

 La población actual de Cocula heredó de sus antepasados indígenas su vocación de paz; por eso Cocula es tranquilo y su gente, afable.
Frente a la Plaza se yergue la Iglesia de San Miguel Arcángel, Santo Patrono del pueblo a quien todos allí veneran.
Este cuatro de octubre se celebró la festividad de su Santo Patrono y todo el pueblo se vistió con sus mejores galas para celebrarlo. A todos lados hubo puestos con ventas artesanales y comestibles; la Iglesia se abarrotó desde las seis de la mañana, y cada una hora personas de allí y de lugares distantes acudían a Misa.
Alrededor de las nueve de la mañana fue la procesión. Caminando sobre un manto de flores de Santa María, típicas del lugar y de una deliciosa fragancia, iban los celebrantes, un cúmulo de parroquianos integrando grupos de danza indígenas, bandas, charros, calandrias con niñas y jóvenes, y junto con ellos la venerada imagen de San Miguel Arcángel. Al final de la procesión muchas personas recogían las flores para llevarlas a sus hogares con el fin de ambientarlos con su aroma. Me contaron que algunos las queman y obtienen una mayor fragancia.
Al final desfilaron los Hijos Ausentes, aquellas y aquellos coculenses que residen fuera de su pueblito natal; unos en diversos lugares de Jalisco y México, así como en Estados Unidos. Era una multitud congregada que recibía la fraternal bievenida de sus coterráneos. La procesión terminó en la Iglesia, donde se dio paso a los Hijos Ausentes para participar en la Misa de Acción de Gracias.
En Cocula todo tiene un significado. Es que Cocula es simbólico dentro de la identidad mexicana. No en vano - y con buenas razones - la canción de Esperón y Cortázar dice que "de Cocula es el Mariachi"
Al rato los charros que desfilaron hicieron preciosas coreografías con sus caballos en plena calle; sus briosas estampas marcaban con elegancia sus patas al ritmo de una banda que tocaba, acompañados también por lindas muchachas que sorteaban treparse en los caballos y dar breves trotes.
De allí fuimos a la Quinta San Francisco, propiedad del Sr. Franciso Ruelas Ramírez, conocido cariñosamente como Paco; un excelente anfitrión quien desde muy joven se consagró al trabajo y hoy es propietario de la mencionada quinta donde hay un amplio y pintoresco lienzo charro.
Allí mismo en la tarde comenzó la charrería, donde participó el equipo local y otros invitados, entre ellos uno de Durango.
Fueron horas de mexicanísima emoción, donde el colorido del atuendo, la hidalguía de los participantes y la variedad de suertes charras se conjugaron en un espectáculo singular.
Alegría, disciplina y un ambiente amistoso y familia fueron los ingredientes principales de aquel buen rato.
Cocula llevó al máximo su amor a la vida y su vocación campirana.
Ahora que tuve la dicha de conocer este tan hermoso rinconcito de Jalisco, reafirmo como sus autores que "de Cocula es el Mariachi", a lo que convencido añado: "y la alegría, también"

No hay comentarios:

Publicar un comentario