domingo, 14 de diciembre de 2014

Cómo se inventó el Chop Suey



Cuando visito algún restaurante de comidas chinas, hay varios platos que siempre pido: arroz frito, maripositas y ¡chop suey! Este último nos parece a los occidentales que es uno de los más altos exponentes de la cocina en el lejano gigante asiático, pero no ha sido así; al menos, durante las primeras décadas del siglo XX. Puede que ahora, conocedores de la tremenda aceptación que el plato tiene allende sus fronteras, los laboriosos y emprendedores cocineros chinos posean en su propio país establecimientos que se especialicen en ese plato, por cierto que muy delicioso. 
Dice un viejo refrán que “a buena hambre no hay pan duro”, y es posible que – aparte buena sazón – los primeros que probaron el chop suey, lo que aconteció en el siglo XIX, aunque lo encontraron delicioso, nunca supieron cómo aquella suculenta variedad hubo de ser inventada. Nada menos que en medio de un apuro.
Leí un viejo libro titulado “Cuatrocientos millones de clientes”, escrito por el estadounidense Carl Crow y publicado en 1937 por la editorial neoyorquina Harper & Bros., y ahí conocí la anécdota sobre el origen del “chop suey”.
Narra el autor que cuando surgió en su modalidad sofisticada, casi ningún chino lo había probado; digo así porque el término “chop suey”, a veces escrito “chap sui” originalmente solo era conocido por los mendigos de la región de Cantón y, por cierto, fue así como lo probaron varios mineros europeos – muy hambrientos– que deambulaban por tierras californianas en busca de oro, durante los años de la “fiebre” de ese metal en el siglo XIX. La traducción del chino al castellano significa: “sobras mezcladas”.
A California iba gente de muchas partes, no solo estadounidenses, sino también alemanes, rusos, bohemios – de lo que es actualmente Chequia – y, claro está, no faltó una buena cantidad de coolies chinos, hombres humildes que emigraban para realizar las labores más pesadas y difíciles, como por ejemplo, la construcción de vías férreas en el Oeste norteamericano.
Pues según Crow en su libro, un diplomático chino de nombre Wu Ting Fang le contó que los coolíes que emigraron a San Francisco establecieron allá dos restaurantes de comidas cantonesas; en cierta ocasión varios mineros famélicos llegaron pasados de hora y comenzaron a exigir comida. Como el restaurante estaba a punto de cerrar, ¡y para evitarse un problema!, los laboriosos cocineros chinos recogieron las sobras de comida sin que los exigentes comensales se percataran y se lo sirvieron todo mezclado, como si fuese un solo plato. ¡Vaya, sabemos lo exquisita que es la sazón china! Así que aquellos hombres se comieron todo aquello muy a gusto y, con el interés de repetir el plato en otra ocasión preguntaron a los cocineros cómo se llamaba aquello, a lo que ellos respondieron en chino que “chop suey”; claro, los comensales, que no conocían el idioma chino jamás se enteraron de que aquello significaba “picadillo de mendigos” o “sobras mezcladas”.

Por supuesto que los mineros regresaron una y otra vez pidiendo su “chop suey”. Fue así que el plato se popularizó en Estados Unidos y otros países de América y Europa… ¡menos en China!, al menos hasta aquel momento del lejano siglo XIX. De modo que los chinos de otrora, riéndose de los caprichos occidentales, hicieron proliferar restaurantes especializados en “chop suey” por todo el mundo.
Los tiempos cambiaron y hace años que del “chop suey” únicamente sobrevive su nombre original, pues su elaboración nada tiene que ver con aquellas sobras dadas a los mineros por los desesperados cocineros coolíes, ni las que comían los mendigos de Cantón.
El “chop suey” contemporáneo se prepara con ajo, cebolla, jengibre, todo bien picado, y masas de pollo deshuesado. A todo se le agrega zanahoria, apio, pimientos morrones, brotes y salsa de soja, pimienta y sal. Todo se cuece con vapor. El más común es el “chop suey” de pollo, pero también se prepara con otras especies cárnicas.
Ese es su origen, gracias a los hambrientos mineros europeos que importunaron a los coolíes
cantoneses para que a punto de cerrar su fonda les prepararan lo que hoy es un rico plato.

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