Amaury Pérez y el autor de este Blog |
Este año 2015 los televidentes en Cuba estamos disfrutando
una nueva temporada del estelar espacio "Con 2 que se quieran", que
conduce magistralmente el cantautor, escritor y periodista - ¡claro que sí, de
los mejores! - Amaury Pérez Vidal. Por tal motivo me sirvo publicar nuevamente
esta plática que sostuvimos durante una visita suya a Cienfuegos hace
aproximadamente cuatro años.
Espero que la disfruten, pues a mi consideración es buen
momento para volver a leerla.
Aquella
tarde fui directo por la calle San Carlos hasta la Peña del Ateneo de
Cienfuegos, que anima el cantautor Lázaro García. El invitado era nada menos
que Amaury Pérez Vidal, quien a sus dotes de intérprete y compositor suma la de
excelente comunicador.
En todo
el trayecto pensaba cómo iniciar mi conversación con Amaury porque uno tiende a
pensar que con un artista tan conocido las entrevistas puede que resulten
trilladas, de lo que todo el mundo conoce; otra vez la vida me demostró que no
es así, siempre hay algo nuevo e interesante, y todo depende de las aristas que
se aborden.
Cierto
que no me parecía fácil entrevistar a alguien de su talla, tan entrenado él
mismo en hacer entrevistas a personalidades diferentes, pero había que
atreverse y hacer las cosas. Por supuesto, no me hubiese perdonado dejar pasar
la ocasión de conocerlo personalmente y conversar. Mi primera impresión fue
encontrar en Amaury alguien amistoso, sencillo y transparente: eso me infundió
confianza. El comienzo estuvo a cargo de ese niño que sigue vivo en uno - ¡qué
bueno! – y vino a ayudarme para recordar los años en que Consuelito nos llenaba
de alegría con “Tía Tata Cuenta Cuentos”, en la Radio, y la ternura aliada de
“Amigo y sus Amiguitos” en la pantalla de cristal, otrora en blanco y negro.
Así empezamos a dialogar. Con amistad y confianza, Amaury me puso el brazo
encima y me dijo: - vamos a conversar, claro que sí - . Qué suerte conocer más
de un Amaury que recuerda a sus padres con infinito amor, del padre, escritor y
ser humano sensible que es.
Amaury,
al conversar contigo siempre vale referirse a personas muy amadas por ti y por
todos los cubanos. Debes de imaginar que tienes muchos primos empáticos, pues
son incontables incluyéndome yo quienes una vez nos sentimos frente a nuestros
radiorreceptores sobrinos de Tía Tata. Me refiero, claro está, al programa “Tía
Tata Cuenta Cuentos”. En aquel entonces, cuando todavía eras un niño, ¿qué
significaba Tía Tata para ti?
Bueno, tú
sabes que conmigo era más complicado, yo siempre sabía que detrás de Tía Tata
estaba mi mamá, y que detrás de “Amigo y sus Amiguitos”, detrás del muñeco de
Amigo estaba mi mamá; cuando yo era niño trabajaba en esos programas. Entonces
para mí, mi mamá siempre fue una actriz que hacía esos personajes, y los hacía
con un entrañable cariño pues a mi mamá siempre le gustaba cantarle a los
niños, hacer cosas para los niños. Yo siempre la vi haciéndolo, yo estaba ahí,
para mí nunca fue Tía Tata, siempre fue mi mamá que hacía de Tía Tata, y en mi
barrio donde nací, me crié y adonde yo de alguna manera todavía pertenezco, un
barrio periférico de La Habana muy cerca del Aeropuerto, que se llama Fontanar,
ese es el que yo considero “mi lugar”, aunque no vivo allí desde el año
setenta, y todos mis amiguitos sabían que Tía Tata era Consuelito, aunque en ese
momento no le decían Consuelito, sino la mamá de Amaury. Para mí no significó
nada especial, pues yo estaba ahí, veía todos los trucos, cómo se hacían, cómo
se manejaban los muñecos, o sea, que esa magia no la tuve; tuve la magia de
saber desde el principio que mi mamá era una persona elegida, una persona que
tenía un don de comunicar como actriz, como conductora, y también como hacedora
de algunas canciones. Me acuerdo de Celia Torriente, y que cantaba tantas
canciones de Enriqueta Almanza, de aquellas compositoras… mi mamá fue la
primera que cantó “Barquito de Papel”, todas aquellas canciones, eso no era un
misterio para mí.
Conocemos
mucho a Amaury en la música y en la televisión, pero de Amaury y la radio, dime
ese don tuyo de comunicador con que tanto nos agradas y capturas, pero… de la
radio, ¿has hecho algo?
En La
Habana, en realidad, antes de hacer programas de televisión como comunicador,
hacía programas de radio. Hice dos programas para Radio Ciudad de La Habana,
recuerdo uno que se llamaba “Amaury y los Demás”, era un programa variado de
música, yo ponía la música que tengo en la casa, que después se acabó, el
director dejó el programa y se llevó su título, y después había uno más
desenfadado que se llamó “Como en Casa”, que también estuvo como dos años al
aire. Lo que pasa es que empezó el período especial y junto con el periodo
especial, pues las escaseces de gasolina, y la radio era en vivo, había que ir
todos los días y yo vivía lejos de la emisora de radio. Aquello se convirtió en
un verdadero tormento llegar al programa, conseguir la música, las cosas que yo
trataba de poner lo más novedosas posible a los radioescuchas, y yo lo
abandoné. No he vuelto por eso, porque la radio, igual que la televisión, lo
llevan a uno a trabajar las 24 horas del día. Si uno lo quiere hacer
medianamente bien, y no he tenido el tiempo para ocuparme de la radio. El
tiempo que me queda, entre la conducción de televisión, hacer música, viajar
una buena parte del mundo con mis canciones cantándolas por ahí a quien tenga
el interés de escucharme, escribir novelas…
Esa
faceta tuya es también importante, antes de la entrevista me enteré, pero
quisiera que tú mismo te refieras a eso…
Ya he
escrito dos novelas y las he publicado y ahora estoy escribiendo la tercera...
¿De qué
tratan tus novelas?
La
primera es una historia que se llama “El infinito rumor del agua”, es la
historia de la amistad entre dos mujeres que se conocen siendo muy niñas aquí
en Cuba, en una ciudad que no dice exactamente el nombre, es inventada, pero puede
ser Trinidad perfectamente. Una de ellas emigra en los años veinte a Estados
Unidos cuando se descubre el asma, porque ella se vuelve asmática, y
están sesenta años sin verse. Y hay un reencuentro en un momento. Esa fue
la primera. La segunda se llama “10 meses y 29 días”, son los estudiantes de un
coro, de un coro por supuesto cubano, de música sacra, es una novela muy
religiosa, es la primera novela así, muy católica, que hay escrita, a lo mejor
mal escrita, pero que está escrita y se van a Italia y tres de ellos deciden
ocupar los 10 meses y 29 días que es el tiempo que permiten las leyes
migratorias estar fuera sin considerar que no regresarás. Y son todas las cosas
que ocurren en ese tiempo en Roma, lo que hacen esos tres amigos. Y ahora estoy
escribiendo una novela de amor que no tiene título todavía, es de dos personas
que se van a vivir por voluntad propia, engañando a los médicos, a un
manicomio. Se hacen los locos y se van, cada uno por su lado, sin conocerse;
ellos se conocen dentro del manicomio, pero el gran conflicto está en que ella
sabe en lo profundo que no está loca, que está simulando, pero piensa que él sí
está loco. Y lo mismo le ocurre a él, entonces es una novela que me ha llevado
dos años de estudios siquiátricos, para poder hablar como una persona demente y
a la vez saber que esa persona en lo profundo no es demente, y el lector sabe
que no lo es.
Las dos
primeras, ¿si están publicadas?
Están
publicadas, una por la Editorial Unión, que hicieron una tirada bastante
generosa, verdad, porque hicieron como 7 mil ejemplares y ya no hay, y la otra
por Letras Cubanas que hicieron 3 mil o 4 mil ejemplares y también se acabaron.
Fíjate, que yo ando buscándolas por dondequiera, cada vez que llego a una
provincia voy a la librería a ver si queda alguna para comprarla.
Amaury,
lo más difícil para ti en tu condición de comunicador, en todo esto, en la
misma televisión, ¿qué ha sido lo más difícil para ti? Has entrevistado una
cantidad de personalidades nuestras muy diferentes unas de otras, y cada una
con una trayectoria muy grande. ¿Haces ensayo de mesa? ¿Te lanzas en directo? A
todos nos gustaría conocer de esa interioridad de tu quehacer profesional.
amaury1Yo siempre tengo que informarme un poco, sobre todo
de las personas que menos conozco, de los que conozco no, fíjate no necesito
informarme, por ejemplo, de la obra de Antón Arrufat porque la conozco, la he
leído, además somos amigos desde hace muchos años; no me hace falta investigar
la vida de Rosita Fornés, he estado a su lado toda la vida o la de Alicia
Alonso, que hay tanta información. Las tarjetas que saco ahí en el programa son
temas para no perderme porque grabo dos o a veces tres entrevistas diarias, o
sea, el programa tiene una dinámica de trabajo mediante una semana, en cinco días
laborables, grabo diez, once, doce entrevistas. A veces me toca… Aurora
Basnuevo y Eusebio Leal, por ejemplo; son dos personalidades que van por
caminos diferentes, y tengo que encaminar esas entrevistas por dos lugares
diferentes. Entonces… si me preparo demasiado voy a estar sobreinformado y eso
me va a llevar a cometer algún desliz, alguna indiscreción o incluso lo peor,
alguna falta de respeto. Yo prefiero ponerme en el lugar del televidente, es lo
que yo hago, de un televidente curioso que quiere saber algunas cosas que no
conoce y, además, la mayoría de las veces no sé lo que me van a responder. A
veces con los años la gente cambia las historias: una historia que habías oído
en los sesenta en diferente en los ochenta y diferente en los dos mil, entonces
lo que hago es sentarme y atender. De muchas respuestas, la mayoría de las
preguntas salen de la respuesta anterior del entrevistado. Eso me hace muy
cómoda la entrevista. No me pongo tenso, la verdad tengo que reconocerlo, no sé
si es algo genético, pero yo no le tengo terror a las cámaras, quiero decir, yo
nací en ese mundo con mi padre dirigiendo televisión, con mi madre trabajando,
yo mismo desde chiquito trabajando en la televisión desde que era un muchachito
que tenía cuatro o cinco años, hacía comerciales en televisión de productos que
mi mamá anunciaba, he estado en esto toda mi vida, para mí es muy cómodo. Para
mí es más cómodo hacer preguntas que cantar.
Ya que lo
mencionaste, la influencia de tu papá como director de televisión…
Toda,
toda, mi papá era un sabio, la verdad, era un genio, una persona muy osada, muy
atrevida, innovador hasta el delirio. En algunos de los viajes que he podido
hacer a los Estados Unidos en los últimos tiempos, me he encontrado una
cantidad de información videográfica de los programas que mi padre dirigió,
tanto los que dirigió antes de la Revolución como después y encuentro cosas
verdaderamente osadas para la época y osadas todavía. Ya quisiéramos nosotros
tener una televisión como la que tuvimos, incluso, en los primeros diez años de
la Revolución, donde estaba la fuerza patriótica, además, la fuerza la
Revolución triunfante con la sapiencia, el oficio adquirido en la televisión
pre-revolucionaria, que era una televisión muy buena. Ese grupo de talentos…
hablo de Joaquín M. Condall, Manolo Rifat, de Pedraza Ginori que llegó después,
y Amaury Pérez, esos cuatro llegaron e hicieron un gran trabajo, realmente.
Es una
lástima que ya no podemos contar con ellos por ley de la vida, aunque mi papá
murió muy joven, pero olvídate… yo siempre me pregunto cuando estoy en el
programa, cuando tengo un problema con una luz, con la iluminación, un ángulo
de cámara con el que no me siento cómodo, yo siempre me digo: “¿cómo mi papá
resolvería esto?” Y siempre recuerdo de una cosa que me decía: “los problemas
más graves se resuelven con calma”. En calma se resuelven las cosas, no haces
nada gritando, ni poniéndote histérico, ni nada, sólo te haces daño tú. Hay que
salir a buscar las soluciones a los problemas, y se presentan problemas en una
grabación, aunque yo he trabajado “Con 2 que se quieran” con un equipo,
realmente es un privilegio para mí trabajar con el equipo que he trabajado, de
profesionales extraordinarios, miembros del cine, todos son trabajadores del
cine, no de la televisión.
De cierto
modo, ¿has sentido en tu trabajo la presencia de ellos, de tus padres
acompañándote en la labor?
¡Siempre!
Bueno, todo el mundo aquí en Cuba sabe que yo soy católico practicante, todo el
mundo sabe eso, por tanto no es un secreto y yo siento siempre la presencia de
ellos, claro, la he sentido muchísimo, tengo muchas anécdotas, pero sería muy
largo contarte…
Casi
entonces haríamos un “Con 2 que se quieran” y me dejas a mí preguntarte de todo
eso.
¡Claro!
Ahí en el Estudio hay gente que los ve, pasan cosas realmente extraordinarias;
yo creo que se hicieron sentir, y todo el tiempo que yo filmé, sentía la
presencia de los dos en el Estudio. Muchas soluciones, algunas encrucijadas de
edición, de coloración, de los planos y eso… salieron porque me venían por la
noche durmiendo. O sea, que yo creo que ese programa se hizo por ellos, se hizo
para ellos, en primera instancia, y se hizo a través de ellos.
Amaury,
¿en qué momento consideras que está la música cubana, hoy?
No estoy
muy al tanto, la verdad, yo vivo… ¡no en una torre de cristal, por supuesto que
no!, pero yo vivo un poco ajeno porque sigo escuchando como… las cosas que
escuchaba, es decir, soy tan fiel en todos los sentidos, que sigo oyendo a los
mismos artistas que escuchaba antes. A veces mis hijos, por ejemplo, me traen
algunas cosas que ellos consideran interesantes… “papá, oye esto”, entonces lo
oigo, y si les encuentro valor lo reconozco.
¿Cuántos
hijos tienes?
Dos, ya
grandes. Un varón que tiene 31 años y una niña de 28. Una niña, le digo yo.
Claro que
una niña, para nosotros los padres siempre son como niños.
Así es.
Nunca crecen, nunca crecen. En cuanto a música no estoy muy al tanto de la
realidad, no tengo nada contra ningún género musical pero, por supuesto, no me
interesa el reggaetón, no me interesa el hip-hop ni el rap, pero eso no quiere
decir que no sean importantes, no voy a meterme en eso, simplemente no escucho
esa música, no la consumo, creo que no es música cubana y que no hay ninguna
forma de cubanizar una cosa que no se hizo aquí. No oigo rock en español, por
ejemplo, no me gusta tampoco. Me parece que el rock es en inglés, como la gran
balada romántica es francesa, en fin, como los grandes boleros son cubanos y
mexicanos, no he escuchado un bolero cantado en inglés que sea mejor que un
bolero cantado por un artista cubano en español. El rock en español es como
cantar canciones de mariachi en japonés. No me parece que eso es orgánico.
¿Cuándo
vas a atraparnos otra vez con otra temporada “Con 2 que se quieran”?
Volvemos
en el primer trimestre del año que viene.
Como buenos amigos |
Amaury,
un millón de gracias.
A
ti.
Cuando
concluí la entrevista se lo comenté a la Dra. Mirta Luisa Acevedo, profesora de
la Universidad de Cienfuegos e investigadora de la obra de Martí. Ella me dijo
que cuando vio a Amaury por primera vez en “Con 2 que se quieran”, vio allí al
Amaury total, al que ella, en su opinión, soñó Consuelito. Si es así – como
también lo creo – la Tía Tata del niño que un día fuimos, lo observa satisfecha
desde la Eternidad, con maternal y complacida sonrisa.
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